‘Del obstáculo de no encontrarse bien en ningún sitio sacamos un nuevo camino’

‘Balor na acción dunha cadeira’ es la primera residencia técnica del Teatro Colón que la compañía Artesa Cía estrena este viernes 6 a las 20:30 horas. Una propuesta muy personal sobre la emigración, la identidad, la historia formada por los pequeños actos cotidianos. Conversamos con su director, Roi Fernández, sobre emigración, transmigrantes o la incomodidad como motor creativo.

¿Como surge este proyecto?

El inicio es la curiosidad personal por una figura de la que siempre se hablaba en mi familia pero de la que se sabía poco. De este personaje, que era mi bisabuelo, sólo se decía que había estado en América y que había sido traicionado por su hermano. Aún hoy, a esa parte de la familia la llaman los Caín. Eso de pequeño me quedó muy grabado, esa cosa del Caín se convirtió casi en un mito. Empecé a trabajar a partir de esa curiosidad por un personaje totalmente oscuro y opaco, y también en la búsqueda de unos referentes identitarios a los que agarrarte, esos que te hacen ser como eres. Ese fue el inicio.

¿‘Balor na acción dunha cadeira’ habla de la emigración?

Sí, todo empezó como te decía con la figura de mi bisabuelo. Y el tema volvió a mi hace unos años, cuando los colegas de profesión comenzaron a salir fuera por necesidad. Teníamos un amigo que se fue a estudiar a New York, y comenzamos a pensar en la idea de cómo revertía en la sociedad gallega la emigración cultural de hoy en día, a nivel de asociacionismo, de intercambio de ideas. Y me di cuenta de que todo eso de lo que estábamos hablando era exactamente lo que había hecho mi bisabuelo noventa años atrás. Fue gente que se marchó para allí con una necesidad concreta pero que se encontró con un montón de ideas y de alguna manera supo canalizarlas, o hacerlas suyas y transmitirlas a la sociedad de la que partía. En su caso Sada, que era su entorno más próximo, de hecho acabaron poniendo en marcha una escuela laica ‘Sada y sus contornos’.

Fue gente que se adaptó a su nueva situación

No sólo eso, se adaptó y cogió lo que le parecía bueno de esa sociedad para llevarlo a su lugar de origen. Cuando comencé a investigar sobre el tema encontré la figura del transmigrante, que no es ni emigrante ni inmigrante. Es una persona que sale fuera, pero que tiene características de la sociedad de acogida sin dejar su propia identidad, con lo que actúa como una especie de puente entre una y otra cultura.

Una imagen alejada de la que tradicionalmente nos muestran de la emigración

Si, esta es una obra de emigrantes invisibles. Esta gente me pareció fascinante, tradicionalmente tenemos una imagen muy de cliché de la emigración gallega. Yo veía que en esta gente de 1910 surgían las mismas necesidades que tenemos ahora en el 2015. Y no era una imagen de la emigración que estuviese presente en el imaginario colectivo. Cuando llegamos allí comenzamos a conocer gente que tenía otra visión de la emigración, pero que no era un referente visible aquí. Dino Pacio por ejemplo, un catedrático de Lugo que fue exiliado en los 60, que hizo una inmensa labor con la educación en los barrios marginales, que allí era una eminencia, pero aquí nadie lo conoce. Esa gente no aparece en el imaginario colectivo de la emigración. Balor na acción dunha cadeira comenzó siendo esa comparación entre esos orígenes del asociacionismo y esta otra visión del transmigrante que nosotros vimos cuando estuvimos en New York.

Vosotros también os fuisteis fuera, ¿Os sentísteis en una situación similar?

Nosotros teníamos un problema identitario, nosotros trabajamos la identidad como artistas e intentamos continuar allí con ese trabajo pero te encuentras con muchas trabas porque estás fuera de tu entorno. Y cuando llegas aquí ves que vuelves a caer en los mismos clichés identitarios. Pero de esa incomodidad es de donde sacamos un nuevo camino, desde el obstáculo de no encontrarte bien en ningún sitio.

¿Los emigrantes de Balor viven en esa incomodidad?

El historiador Vicente Peña dice en una entrevista: ‘no hay identidades compartidas, o se es o no se es’. Eso pasaba mucho allá, te encontrabas con gente que llevaba allí 30 años y tenía la sensación de no pertenecer a ningún sitio, porque ellos vienen aquí y también están desconectados. Por eso yo necesitaba buscar algún referente identitario.